A lo largo de la vida de una empresa puede haber diversas razones por las que se quiera cambiar la denominación social de la empresa, tales como por un cambio de actividad, por buscar un mejor significado comercial, por considerar que la denominación social es obsoleta, etc.
Al igual que cuando se constituye la sociedad, la nueva denominación social que se quiere dar a la empresa requiere la certificación por parte del Registro Mercantil Central de que el nombre elegido no coincide con el de otra sociedad existente.
Como la denominación social figura en los estatutos de la sociedad, su modificación requiere la modificación de los estatutos sociales.